Introducción
La Formación Profesional (FP) ha sido, durante décadas, una de las piezas clave del sistema educativo español. Sin embargo, su historia no siempre ha sido reconocida ni valorada como merece.
Entender cómo surgió, qué necesidades trataba de cubrir y cómo fue evolucionando desde sus orígenes nos permite apreciar mejor su función actual y su potencial futuro.
¿Por qué es importante conocer el origen de la Formación Profesional en España?
Desde tiempos antiguos, el ser humano ha necesitado aprender un oficio. No se trata solo de saber leer o escribir, sino de saber hacer: construir, reparar, diseñar, fabricar.
La FP responde precisamente a esa necesidad. Pero ¿cómo se ha construido este camino?
En esta primera parte del recorrido histórico, nos sumergiremos en las raíces más profundas de la FP en España.
Analizaremos cómo, desde los gremios medievales hasta las primeras escuelas técnicas del siglo XIX, la sociedad fue generando estructuras para formar a profesionales competentes.
También veremos cómo la legislación, como la influyente Ley Moyano de 1857, dio forma legal y educativa a estas iniciativas.
Este repaso inicial no solo es una cuestión de pasado. Es una forma de entender el presente: de ver cómo las decisiones tomadas hace más de un siglo todavía marcan el rumbo de la FP actual.
«Para construir el futuro, hay que conocer el pasado.»
En esta introducción comenzamos ese viaje. ¿Nos acompañas?
Antecedentes remotos
¿Cómo se formaban los profesionales antes de que existiera la Formación Profesional?
Antes de que la Formación Profesional (FP) existiera como la conocemos hoy, el aprendizaje de un oficio era una cuestión práctica, directa y, sobre todo, comunitaria.
En las plazas, talleres y gremios se transmitía el saber de generación en generación.
Durante la Edad Media, los oficios eran el corazón de la economía local.
El sistema gremial regulaba la calidad, el acceso y la enseñanza de profesiones como la herrería, la carpintería, la alfarería o la sastrería.
Un joven que quería aprender un oficio debía entrar como aprendiz, vivir en el taller y formarse bajo la tutela de un maestro.
Este modelo, aunque rudimentario, tenía una lógica clara:
- Aprender haciendo: la práctica era continua, intensiva y supervisada.
- Disciplina y permanencia: los aprendices se comprometían durante años.
- Transmisión directa del conocimiento: sin manuales, sin teoría; todo se aprendía con las manos.
No había una estructura educativa ni títulos oficiales.
Tampoco había igualdad de acceso: solo unos pocos podían permitirse dejar de trabajar para aprender.
Sin embargo, este fue el embrión de lo que siglos más tarde sería la FP.
Con la llegada de la Edad Moderna y los primeros intentos de industrialización, la necesidad de trabajadores más cualificados empezó a poner de manifiesto las limitaciones del modelo gremial.
La formación tenía que cambiar.
Hacía falta algo más estructurado, más accesible y adaptado a las nuevas tecnologías.
Los antecedentes remotos de la FP nos muestran una enseñanza basada en la experiencia, el oficio y la comunidad.
Aunque informal, fue el punto de partida hacia una educación profesional más organizada y universal.
Las Escuelas de Artes y Oficios
¿Cuándo empezó a organizarse la FP como parte del sistema educativo?
El siglo XIX trajo consigo una transformación profunda: la Revolución Industrial. España, como otros países europeos, empezó a necesitar trabajadores no solo con fuerza y experiencia, sino también con conocimientos técnicos.
El mundo del trabajo estaba cambiando, y la educación debía adaptarse.
En este contexto, nacieron las Escuelas de Artes y Oficios.
Su objetivo era claro: formar a técnicos cualificados para los nuevos desafíos del mundo industrial.
Fue el primer intento serio de crear una formación profesional reglada, pública y con una orientación práctica.
¿Qué ofrecían estas escuelas?
- Formación técnica específica: en áreas como mecánica, electricidad, dibujo técnico, carpintería o metalurgia.
- Metodología práctica: los talleres eran el eje central. Se aprendía haciendo.
- Accesibilidad: estaban dirigidas a clases trabajadoras que no podían acceder a estudios universitarios.
¿Por qué fueron tan importantes?
- Porque acercaron la educación técnica a amplios sectores de la población.
- Porque respondían directamente a las necesidades del mercado laboral.
- Porque sentaron las bases de lo que hoy entendemos por “FP pública”.
En 1871 se fundó la Escuela Central de Artes y Oficios en Madrid, una de las más emblemáticas.
Pero pronto se extendieron a muchas ciudades españolas.
Fueron el germen de muchas instituciones que hoy forman parte de los centros integrados de FP.
Estas escuelas fueron la semilla de un sistema educativo más justo, más útil y más conectado con la realidad social y económica.
Por primera vez, aprender un oficio era también aprender en una escuela.
La influencia de la Ley Moyano
En 1857, España dio un paso decisivo hacia la modernización educativa con la aprobación de la Ley Moyano, una norma que marcó un antes y un después en nuestro sistema educativo.
Aunque no se centraba exclusivamente en la FP, estableció los cimientos legales y organizativos para que esta pudiera desarrollarse en el futuro.
¿Qué aportó la Ley Moyano?
- Organización del sistema educativo: se definieron por primera vez los niveles de enseñanza (primaria, secundaria y superior).
- Educación pública estructurada: se impulsó la creación de centros educativos financiados por el Estado.
- Reconocimiento de la enseñanza técnica: se abrió la puerta a la formación profesional como una modalidad formativa dentro del sistema general.
¿Cómo afectó a la FP?
Aunque en aquel momento la formación profesional todavía era incipiente, la Ley Moyano reconocía la importancia de la enseñanza técnica y práctica como parte esencial de la educación. Gracias a ella:
- Se crearon más Escuelas de Artes y Oficios con respaldo legal y financiación estatal.
- Se integraron contenidos técnicos dentro de la enseñanza secundaria.
- Se consolidó la idea de que el Estado debía garantizar formación útil para el trabajo.
¿Por qué es clave esta ley?
- Porque fue la primera vez que se habló de formación profesional dentro de una legislación educativa general. Además, perduró más de un siglo, hasta la llegada de la Ley General de Educación de 1970.
- La Ley Moyano fue la palanca legal que permitió el desarrollo posterior de la FP.
Supuso el inicio del reconocimiento institucional de una formación pensada para el mundo del trabajo.
Otras iniciativas del siglo XIX
¿Hubo más acciones además de la Ley Moyano y las Escuelas de Artes y Oficios? Sí.
El siglo XIX fue un periodo de transición en España.
La industrialización, aunque más lenta que en otros países, exigía nuevas formas de educación.
Por eso, además de la Ley Moyano y las escuelas oficiales, surgieron otras iniciativas complementarias que enriquecieron y ampliaron la formación profesional.
¿Qué otras acciones destacaron?
- Creación de la Escuela Central de Artes y Oficios (1871)
Fue un referente a nivel nacional. Ofrecía enseñanzas avanzadas en mecánica, dibujo, arquitectura industrial, carpintería, fundición…
Su modelo se replicó en muchas ciudades españolas. - Talleres de aprendizaje promovidos por asociaciones y gremios
Algunas asociaciones de empresarios, ayuntamientos o incluso parroquias impulsaron talleres para jóvenes aprendices, centrados en oficios locales como la cerámica, la imprenta o el textil. - Escuelas municipales y provinciales
Varias diputaciones crearon centros formativos adaptados a las necesidades productivas del territorio: pesca, agricultura, construcción naval, etc. - Programas educativos ligados al Ejército o a la Marina
Se introdujo formación técnica en centros militares, para especializar a soldados en mecánica, navegación o telecomunicaciones. - Escuelas para mujeres
En algunas ciudades se impulsaron escuelas de corte, costura y bordado. Aunque muy limitadas, supusieron los primeros pasos hacia la inclusión femenina en la FP.
¿Qué valor tuvieron estas iniciativas?
- Flexibilidad: muchas se adaptaban a las necesidades locales.
- Accesibilidad: ofrecían oportunidades a jóvenes sin recursos.
- Diversificación: ampliaron el catálogo de enseñanzas técnicas.
Estas iniciativas, aunque dispersas, sentaron las bases de una FP plural, conectada con los territorios y con vocación de utilidad social.
Reflejaban una idea incipiente: la educación debía servir para trabajar mejor y vivir mejor.
Conclusión
¿Qué hemos aprendido sobre los orígenes de la Formación Profesional en España?
A lo largo de este recorrido histórico hemos visto que la Formación Profesional no surgió de la nada.
Fue el resultado de un proceso largo, con raíces profundas y una evolución marcada por las necesidades sociales, económicas y tecnológicas de cada momento.
Principales ideas clave:
- Los orígenes son artesanales
La FP comenzó de forma informal, con la transmisión directa de saberes entre maestros y aprendices en los gremios medievales. - El siglo XIX marcó un punto de inflexión
La industrialización trajo consigo la urgencia de profesionalizar la enseñanza técnica. - Las Escuelas de Artes y Oficios fueron el primer paso formal
Su creación supuso el nacimiento de una FP reglada, con contenidos técnicos y objetivos laborales claros. - La Ley Moyano dio respaldo legal
Aunque general, esta ley incluyó la formación técnica como parte del sistema educativo nacional. - Otras iniciativas enriquecieron el panorama
Desde escuelas locales hasta talleres específicos o formación militar, el siglo XIX fue un laboratorio de ideas en torno a la FP.
Conocer estos orígenes nos ayuda a entender el valor de la Formación Profesional hoy.
La FP ha sido, desde sus inicios, una herramienta para el desarrollo económico, la inclusión social y el progreso individual.